Volver a la planta metalúrgica sin el dictador

Dentro de la fábrica metalúrgica de Msrata, la única metalúrgica que hay en Libia, uno puede recorrer distintos sectores. Es que la planta es enorme y emplea a 7000 operarios no solo de Msrata sino también de distintas ciudades aledañas. Pero en todos los sectores se dice lo mismo: "lo que cambió acá con respecto a la época de Qadafy es la libertad".

Así, los obreros de la planta, dicen que cuentan con libertad de expresarse, de mostrar su disconformidad, de no acatar los caprichos de los jefes, de realizar el trabajo a su manera.

Así es que han puesto en pie un sindicato, una organización no controlada por qadafistas o ex qadafistas sino por obreros electos por ellos mismos. El objetivo es poder expresar cualquier demanda y estar organizados para conseguirla, pues una vez hecho el reclamo, si no se consigue, pueden decidir ir a la huelga. Inclusive plantean que sus demandas se resolverán mediante su sindicato y no en las próximas elecciones a congreso nacional.

La primera demanda al interior de la fábrica es el aumento salarial, pues los sueldos son bastante bajos para las necesidades de los obreros y sus familias.

 Esta demanda de que se hace falta mas plata se viene sintiendo de hace tiempo, inclusive con la fabrica parada totalmente. No es nada distinto a lo que sucede en la mayoría de las otras fabricas de Libia.

 Ante el temor de que los obreros, impulsados por esta necesidad, contando con sus armas, resuelvan el problema por sus propios medios tomándose las fabricas, la patronal ha pagado a tiempo los salarios en la mayoría de las empresas. Pero estos salarios eran y son bastante bajos, y de allí proviene el reclamo actual.

En un primer momento la patronal había dicho que a medida que vaya reactivándose la producción irán aumentando los salarios. Pero en la planta metalúrgica, que poco a poco comienza a producir (aunque todavía no esta produciendo completamente), los sueldos no han aumentado todavía. Solamente a partir de julio los obreros recibirán un aumento del 25%, otorgado por la empresa para no arriesgar a que los obreros, organizados en su nuevo sindicato, lleven adelante una lucha que ponga en cuestión quien controla la planta. Es que saben que los obreros cuentan con la necesidad, los medios, la predisposición y la organización para esa lucha.

Esto demuestra lo que todos los obreros expresan: que la solución a sus problemas no vendrá de las nuevas elecciones, sino si ponen en pie sus propias organizaciones para tomar la resolución en sus manos.