De pie junto a los trabajadores y los explotados de Siria martirizados
por el asesino Al-Assad, a cuenta del imperialismo
¡Ellos son los mártires de Chicago de hoy!
¡Ellos son los mártires de Chicago de hoy!
¡Viva la Huelga General de los trabajadores de EE.UU.!
¡Viva la HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA de los obreros de Libia y sus
milicias de Misarrata!
Luchando por el pan, por la salud de los
lisiados de guerra y contra la carestía de la vida, derrocó al CNT en su ciudad
En este 1° de Mayo desde las milicias
revolucionarias de Libia declaramos, junto a la asamblea de los trabajadores
portuarios de Trípoli, que nuestra revolución lejos de terminar con el
derrocamiento de Khadafy, no ha hecho más que comenzar.
Por primera vez en
42 años los obreros portuarios de Trípoli, junto a los metalúrgicos de
Misarrata y marcándole el camino a todos los trabajadores de Libia, se han
pronunciado y ganan las calles luchando en las jornadas del 1° de Mayo.
El chacal de
Khadafy, que vociferaba un supuesto “antiimperialismo”, con sus empresas
llamadas “socialistas” nos explotaba con sus amigos patrones y petroleros,
igual o peor que en cualquier país de África se esclaviza a nuestros hermanos
de clase.
Enviamos esta
declaración y esta carta desde Libia, donde acaba de terminar en el día de hoy,
una fenomenal huelga revolucionaria de tres días en Misarrata. Allí los obreros
y sus milicias derrotamos al CNT de esa ciudad. Se ha incendiado y quemado el
edificio de esa cueva de bandidos, de los políticos y generales khadafistas que
vinieron a expropiar nuestra revolución para que no conquistemos el pan y una
vida digna. Es por ello por lo que luchamos y morimos decenas de miles de
trabajadores, todos milicianos, cuando derrotamos a Khadafy, siguiendo el
camino que nos marcaron nuestros compañeros de Túnez, Egipto y todo el Norte de
África y Medio Oriente.
En Misarrata hubo tres días de
fenomenal huelga revolucionaria. Todos los que nos calumniaron ante los
trabajadores y oprimidos del mundo, diciendo que los que combatimos a Khadafy
éramos “tropas de la OTAN y del imperialismo”, hoy se van a tener que comer sus
palabras. El 1° de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores es una buena
oportunidad para ello.
Hoy, la carestía de la vida y
el 200% que hay de inflación, vuelven insoportable que vivamos dignamente.
Estamos igual o peor a cuando estaba Khadafy.
Las petroleras como la Eni
italiana, la British Petroleum y otras tantas siguen saqueando por nuestros
puertos nuestra riqueza: el petróleo. Ahí se va el alimento de nuestros hijos,
la vivienda que no tenemos, los hospitales que nos faltan y las escuelas que se
caen a pedazos. Como ayer lo hacía Khadafy, todos los bandidos ex khadafistas del CNT, asociados a las transnacionales, se llevan el dinero de Libia, y con ellas, acumulan en el exterior la fortuna de Khadafy. La cabeza de todos ellos merece rodar como rodó la de Khadafy en Sirte.
Es que nos sublevamos por el
pan y combatimos por la vida digna para nuestras familias. Hoy, cuando esa
situación está igual o peor para nosotros, los obreros libios tenemos una
ventaja que aún no ha conquistado la clase obrera mundial: en nombre de todos
ellos estamos armados. Tenemos el kalashnikov en nuestras fábricas y así
salimos a la huelga general en Misarrata y les bombardeamos el local a esos
usurpadores de los generales khadafistas del CNT. Y ahora ellos dicen que
quieren negociar con nosotros. Ahora se “acuerdan” de negociar, ahora dicen
“acordarse” de nuestros obreros mutilados. Es que ahora el único lenguaje que
entienden es el del bombazo que les entró
por el techo.
La revolución, que muchos
daban por muerta, vive. Pero ella vive porque aún se resiste en Siria, los
verdaderos mártires de Chicago de la clase obrera mundial hoy.
Nos enteramos que los obreros
de EE.UU. también llaman a una huelga general para este 1° de mayo contra el 1%
de los banqueros chupasangre de Wall Street. Ellos se llaman “indignados”.
Nosotros también lo estamos, y sufrimos con dolor la masacre a nuestros
hermanos de clase en Siria. Por eso en las calles de Libia, nuestros
combatientes pintan “Hoy en Libia, mañana Wall Street”.
Hoy luchamos en Libia igual
que en EE.UU. Pero todos tenemos una obligación: en los escombros de Homs hay
que sepultar a Al-Assad que, a cuenta del sionismo y de las potencias
dominantes, quieren aplastar al pueblo pobre y al trabajador hambriento que se
ha sublevado y ha entrado al combate en Siria.
Ahora sí nosotros comenzamos a
comprender lo que es el 1° de Mayo. Pero para ello teníamos que sacarnos de
encima al asesino y hambreador de Khadafy, como lo hicieron nuestros hermanos
de Túnez y Egipto con Ben Alí, Mubarak y demás gobiernos sanguinarios. ¿Qué comprendemos? Que hoy es un día de lucha de todos los trabajadores. Eso es el 1° de Mayo. Según pudimos leer en muchas asambleas junto a miles de obreros de Libia, es en honor a lo que aconteció en 1886 cuando en EE.UU. masacraron a los obreros que reclamaban pan, igual que hoy lo hacemos nosotros. Y es por el pan que se muere y se combate en las calles de Homs, Deraa, Damasco y toda Siria.
Nuestro saludo es a las luchas de todos los trabajadores del mundo que pelean como nosotros por la dignidad. Nosotros estamos con ustedes. Pero si el 1° de Mayo es un día de lucha, entonces levantémonos juntos y marchemos sobre las embajadas de Siria, reducto de los asesinos de Al Assad, porque allí están los verdugos de los mártires de Chicago de hoy, y porque luchando junto a ellos, conquistamos las mejores condiciones para atacar a los nuevos lacayos de las potencias dominantes que en Libia hoy son el CNT y su corte de amigos khadafistas.
Este es el primer 1° de Mayo
sin Khadafy: hay asambleas en las fábricas con los obreros conociendo cómo
pelearon nuestros antepasados, haciendo huelgas generales con nuestras milicias
para conquistar el pan y combatiendo en las calles de Homs en una verdadera
“guerra santa” pero contra los opresores, sus generales, sus petroleras y todos
los esclavistas.
Sabemos que en todo el mundo
habrá reuniones, deliberaciones y, en algunos lugares, fiestas por el 1° de
Mayo. Los trabajadores no tenemos nada que festejar hoy. Es el día del paro, de
la huelga, de la lucha, del combate en las calles. Eso es lo que estamos
entendiendo y aprendiendo.
En nuestras ciudades ya
tenemos héroes. No somos ninguno de nosotros; son nuestros hermanos libios y de
todo Medio Oriente que han ido a combatir y han muerto en las calles de Deraa y
Damasco, y los que aún combaten allí.Ese es nuestro grito del 1° de Mayo, pero ésta también es nuestra denuncia a todos aquellos que hablan en nombre de los trabajadores y que en este 1° de Mayo silencian la masacre de Al-Assad, y dejan aisladas a las masas sirias. A ellos los denunciamos porque están llevando al aislamiento y a la derrota a sus propias organizaciones de los trabajadores. Le tiran tierra a los ojos de la clase obrera, como hacía Khadafy con nosotros que nos hacía creer que él era nuestro aliado y no los pobres del mundo. Él siempre fue nuestro enemigo; lo teníamos aquí. Y a eso lo empezamos a aprender cuando la juventud se inmolaba en Túnez, se martirizaba en Egipto y oraba pero peleaba en Yemen. Así aprendimos lo que hoy afirmamos: ¡viva la unidad y la lucha de los trabajadores del mundo!
Este es nuestro saludo a los que luchan. Desde las acerías y cementeras de Misarrata, y desde los puertos de Bengasi y toda Libia, levantamos la misma demanda de jornadas de trabajo de 8 horas y salario digno para todos los obreros. Aquí jamás hemos tenido esas conquistas. Pero por lo que ahora sí sabemos, conseguirlas es el objetivo de nuestra revolución.
Para ello, el cielo y el poder
tienen que ser para nosotros. Como han dicho en sus asambleas los humildes y
sacrificados obreros portuarios de Trípoli, que fueron los primeros que
salieron a la calle y entregaron sus muertos en febrero del 2011, cuando el
asesino Khadafy y sus hijos los masacraron y aplastaron violentamente: “Hoy en Libia necesitamos otra revolución y
si necesitamos hacer diez revoluciones las haremos. O vivimos bien o moriremos
luchando por ello”
Estamos aprendiendo. Khadafy y
sus amigos del mundo para nada nos enseñaron esto, puesto que era enseñarnos a
degollarle la cabeza y ajusticiarlo como lo hicimos en Sirte.
Nuestros compañeros portuarios
en sus asambleas también han puesto un grito de guerra, que estamos seguros que
es lo que sienten y añoran los obreros que luchan en el mundo: “Sépanlo todos los gerentes, jefes y
patrones, no descansaremos hasta conseguir nuestras demandas; y si tenemos que
cerrar el puerto impidiendo la entrada y salida de mercancías, lo vamos a
hacer, y si tenemos que salir con nuestros rifles a ajusticiar a todos los
patrones también lo vamos a hacer. No regalaremos la sangre de nuestros
mártires.”Y nosotros, junto con ellos y desde su asamblea afirmamos: no dejaremos solos a los trabajadores de Siria. Su revolución es nuestra revolución, la de Túnez, Egipto y todo el Magreb y Medio Oriente. Sabemos que muchos los han dejado solos; nosotros no. Ya nuestros fusiles y municiones se disparan en Siria. Como ayer contra Khadafy, hoy tiran contra Al-Assad.
Somos hijos de una sola
revolución que no terminará hasta que no conquistemos el pan, derribemos el
poder de los poderosos, y recuperemos el control de nuestro petróleo,
expropiando sin pago y cobrándoles nosotros indemnización a todas las
petroleras que saquearon nuestros países, y de todas nuestras riquezas para los
pueblos oprimidos de las manos de los chupasangres, como se dice en Wall
Street. No habremos finalizado hasta que la bandera Palestina flamee en
Jerusalén y se acabe el sionismo y todos sus lacayos, como soñamos todos
nosotros, los pueblos árabes y del Magreb.
En las calles de la Misarrata
conmovida por la huelga general, nuevamente ha salido, como ayer, la vanguardia
de la lucha que ajusticiara a Khadafy. Hoy ellos son los que iniciaron un
primer paso en el derrocamiento del CNT y sus generales khadafistas en esa
ciudad.
Allí también los milicianos
hemos pintado en sus calles: “Hoy Libia, mañana Wall Street”. Hoy la revolución
sigue vive en Libia, se resiste y se combate en Siria, y se lucha con la huelga
general en Wall Street.
Nuestro llamamiento a la clase
obrera mundial es a poner en pie brigadas internacionales de todas las
organizaciones obreras para ir a combatir a Siria contra el asesino Al-Assad.
Los llamamos a sublevarse contra los gobiernos que sostienen la mano de ese
chacal de Siria que masacra a su propio pueblo. Los llamamos a hacer colectas,
a juntar medicamentos, y a enviar médicos y enfermeras para que lleguen a los
campamentos de refugiados y a los heroicos combatientes de las masas de Siria.
Ellos venden sus pertenencias,
hasta sus casas, para comprar armas y municiones para pelear. Así combaten los
explotados para ganar su guerra contra los explotadores. Éstos no entregan ni
venden sus fábricas, bancos ni empresas para ganar la guerra. Entonces, no
dejemos aislados ni por un minuto más a los trabajadores de Siria. ¡Hay que
romper el cerco a las masas de Siria y sublevar a la clase obrera mundial junto
a ella!
¡Viva el 1° de Mayo!
Combatientes Revolucionarios
de las Milicias de Libia
Comité de Voluntarios
Obreros Internacionalistas
Movimiento de Asambleas de
base de los obreros de Libia
Adhiere:
Fracción Leninista Trotskista Internacional, integrada por:
Fracción Leninista Trotskista Internacional, integrada por:
Workers International League, de Zimbabwe
Liga Trotskista Internacional, de Bolivia
Partido Obrero Internacionalista – Cuarta Internacional, de Chile
Grupo Socialista Revolucionario Trotskista Leninista, “Los Comuneros”,
de Colombia
Comité por la Refundación de la IV Internacional, de San Pablo, Brasil
Liga Trotskista Internacional, de Perú
Núcleo Obrero Revolucionario, de Perú
Liga Obrera Internacionalista – Cuarta Internacional, de Argentina
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