martes, 3 de abril de 2012

corresponsalías de los Combatientes revolucionarios de las milicias de Libia y el Comité de voluntarios obreros internacionalistas

Desde el frente de lucha de Libia:

 Pese al aislamiento, al cerco y las calumnias de las direcciones traidoras contra las heroicas masas libias,
Pese a los ataques del CNT y sus los generales khadafistas contra la clase obrera y los explotados

 ¡La revolución está viva! ¡Qué viva la revolución!

 27/03/2012

Entre amigos todo se perdona

El 27 de marzo la corte militar de Libia, sometida directamente al CNT, integrada por generales qadafistas travestidos, dicto oficialmente el perdón a los soldados leales al dictador capturados en batalla quienes, defendiendo los intereses imperialistas, dispararon en muchas ocasiones contra civiles desarmados, e incluso saquearon hogares y abusaron de mujeres y niñas.
Frente a esto, las masas armadas, en honor a la sangre de sus hermanos mártires caídos, se apostaron frente a la prisión al grito de “si los liberan, los matamos”. El temor a ser ajusticiados por las masas si son liberados lleva incluso a que los prisioneros declaren que son culpables y que merecen estar presos.
Esto permite que se le caiga aun más la careta a este corrupto gobierno de transición formado por ministros y generales qadafistas.
Así como Qadafy proveyó del cemento y el hierro al estado sionista-fascista de Israel para que construya el odiado y condenado muro en Gaza, mientras mantenía un discurso anti sionista y anti-imperialista, hoy el CNT ofrece el perdón a sus amigos a quienes ayer decía enfrentar, solo para confundir a las masas pobres sublevadas.

Ha quedado demostrado que la justicia no vendrá de manos del CNT, la corte militar ni ningún qadafista vestido de revolucionario, sino que la verdadera justicia solo vendrá de los tribunales obreros y populares puestos en pie por los combatientes y los familiares de los mártires. Estos son los únicos con legitimidad y poder para juzgar y castigar a todos los restos del régimen qadafista.


Más protestas contra el gobierno llevan a nuevas formas de reclamo

Debido a la carestía de la vida que se sufre hoy en la Libia post caída del dictador, y luego de los insuficientes y famosos 2400 dinares otorgados desincronizadamente a los combatientes de diferentes ciudades, distintos sectores de las masas libias volvieron a sus protestas.

Los soldados rasos del antiguo régimen, que cuando comenzó la insurrección en el 2011 desobedecieron las ordenes de sus generales qadafistas y lucharon codo a codo con las masas revolucionarias, comenzaron una protesta frente al Banco Nacional de Libia, reclamando por su derecho a cobrar los 2400 dinares que el gobierno había prometido para todos los que habían combatido. Al segundo día de protesta, estos soldados cortaron la calle, inaugurando el método del piquete en Libia no visto hasta ahora, lo que dio como resultado que muchos jóvenes de los barrios más marginados de Banghazy, que habían hecho guardias urbanas para protegerse en los inicios de la insurrección, se sumen e incluso corten otras calles en otros puntos de la ciudad, pidiendo asi su derecho a también recibir el dinero. Mientras tanto, en la plaza de la liberación de Banghazy, los trabajadores de la fábrica de tuberías protestaban pidiendo que se les paguen 4 meses de salario adeudado. Uno de los dirigentes hablo con Al Jazeera expresando su apoyo a sus hermanos de clase de Siria, e incluso Irak, llamando a que se levanten para liberarse de la opresión.

Frente a esto el gobierno transitorio del CNT dio la promesa de otorgarle 3000 dinares a los combatientes que se mantenían en las protestas cortando las calles. Así vemos la paradoja que mientras el CNT es odiado por el 99% de la población libia, a la vez es esta misma quien al exigirle lo sostiene en su lugar, pues no se plantea su derrocamiento, inclusive cuando están las condiciones dadas para hacerlo.
Al ver este ejemplo, los sectores de las masas combatientes que habían cobrado los 2400 dinares estan planteando seguir los pasos de la protesta, pues ese dinero demostró ser más que insuficiente para cubrir las necesidades arrastradas desde hace más de un año.

Se necesito solamente el rumor de que los milicianos volverían a empuñar sus fusiles, esta vez en contra del gobierno provisional, para que el CNT empiece a prometer un monto cercano a los 25000 dinares por persona, lo que por ahora es solo una promesa.
En cuanto a lo inmediato se está garantizando el pago de los 3000 dinares, en un intento por parte del CNT de descoordinar las luchas.

Por otro lado, los ingenieros que componen la dirección del sindicato de trabajadores petroleros (de la corporación que aglomera a todas las empresas petroleras en Libia, NOC), que centraliza a mas de 12000 trabajadores, asegura tener información exacta y precisa del dinero que entra y sale, en cuanto a petróleo y derivados, del país norafricano.
Incluso dicen saber por dónde fugan su dinero y en manos de quien o quienes. Pero no ven que ahora sea un momento oportuno para revelar dicha información, pues afirman que las masas están armadas y saben que, al no haber un gobierno fuerte asentado la reacción de las mismas seria ir a por las cabezas de las lacras que se roban las riquezas del pueblo pobre de Libia.
Esto demuestra que hay enormes riquezas que deberían pertenecer a los trabajadores y las masas empobrecidas de Libia que están siendo saqueadas por diversas petroleras extranjeras, dejando una parte en el país, pero bajo la administración y corrupción del CNT, con cuyas migajas intentan aplacar, descoordinar y acallar a sectores combativos de las masas.
Por eso a los combatientes y trabajadores libios no solo les corresponde los 3000 dinares sino todas las riquezas del país norafricano. El CNT no es quien para administrar ni decidir por nadie, sino que es cómplice del robo.
La única forma de poder conseguir condiciones dignas de vida es que los combatientes y trabajadores tomen en sus manos el control del petróleo y las riquezas libias, expropiando sin pago a las petroleras y poniéndolas a producir bajo control de los obreros.




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