lunes, 12 de marzo de 2012

Al grito de “ladrón” y “mentiroso”, los estudiantes, junto a los trabajadores echaron al vicepresidente del CNT de a Universidad y lo obligaron a renunciar al gobierno

El joven comenta como 'abd al-Hafidhz Ghoga llegó imponentemente, con cuatro brigadas ostentando armas como protección, para hacer, supuestamente, un homenaje a los heridos y mártires de la revolución. Esto fue el 17/1 a las 11 am.
En un acto demagógico presentó el presupuesto para la universidad, pero, como relata este estudiante "los números no eran claros", o sea, no explicaba de dónde salía la plata, cuánto se asignaba, para cuánto alcanzaba, etc.
Esto generó la ira de los estudiantes que empezaron a gritarle "ladrón, mentiroso" y allí comenzaron a manifestarse los estudiantes de la facultad. Siete de ellos habían recibido al vicepresidente del CNT, pidiéndole cortésmente que se retirara. Pero se negó  una y otra vez. En vez de irse, subió las escaleras, rodeado de estudiantes que lo abucheaban y repudiaban. De repente, se tropezó, y al levantarse empujó a una mujer estudiante, para hacerse paso, y la tiró al piso.
Esto encendió aún más la ira de los estudiantes, quienes arremetieron contra Ghoga. Dos de sus guardaespaldas sacaron sus armas para intentar dispersar. Uno de los estudiantes golpeó al guardia y le manoteó el arma. El otro guardia disparó dos veces al aire y logró irse corriendo. Gogha logró escaparse y se lo llevaron en auto.

Los estudiantes se reagruparon en el lugar de los hechos y levantaron un acta de lo sucedido, aclarando que había sido Gogha el agresor, y que su guardaespaldas disparó un arma de fuego en una universidad, que es un espacio público.
Luego, una patota de matones, dirigida por el hijo de Gogha, se hizo presente en la universidad para golpear a  los estudiantes, que ya se habían ido. Esto también fue agregado al acta.
Al otro día se realizó una movilización de estudiantes y milicianos al palacio de justicia con el acta, que fue tomada con indiferencia, pues no estaba firmada ni reconocida por el presidente de la universidad ni de la facultad (Mohammad Dghaym y Ahmed Mami respectivamente), que aún hoy se niegan a reconocer los hechos. Hacen la vista gorda, uno diciendo que es cosa de la universidad y el otro que es cosa de la facultad, y se pasan la pelota diciendo que ellos no pueden hacer nada.

Fue entonces que se dirigieron a ver a Mustafa 'abd al-jalil, pesidente del CNT, quien dijo no saber lo que había ocurrido e intentó hacerse el desentendido, lo que generó la ira de los manifestantes, quienes en protestas posteriores desataron su furia pasando a la acción.
El sector de estudiantes entrevistados opina que Jalil al principio se mostraba como un hombre que trabajaba por la revolución, pero ahora está totalmente corrupto. Opinan que debería  gobernar un trabajador, alguien de la gente, así le daría al pueblo lo que necesita, pues esto estaría dictado por sus propias necesidades.
También se oponen a los Hermanos Musulmanes, pues los ven como los causantes de esta situación de que no se establece un gobierno de la “gente simple”-como ellos les dicen-.
Ante la propuesta de un congreso de las milicias, los combatientes y los trabajadores para poner en pie un parlamento que asuma todo el poder, estos estudiantes luchadores coinciden en que es algo factible, pero que habría un problema: ven mucha división en toda Libia, por lo que habría que trabajar antes en la unidad.
Se muestran dispuestos a pelear, y si llegasen a ver un gobierno que no les guste, lo combatirán –afirman-. Para todo lo que avance en este sentido, ellos se sumarán, como tantos otros luchadores y sectores combativos que necesitan centralizar y unificar sus fuerzas.

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